Me lanzo a esto de interné

Elegir el nombre para un blog no es fácil. Quieres que sea ingenioso, divertido, atrayente, que refleje algo de ti y que a la vez pueda interesar a los demás. Piensas que un juego de palabras sería la leche y envidias a todos aquellos con un blog cuyo título es tan molón que no se te habría ocurrido ni por inspiración divina.

Y como todos los nombres originales y que te hacen gracia están cogidos, y justo en el momento de nombrar tu blog sufres de un colapso de inventiva, empiezas a eliminar condiciones… La idea de que sea ingenioso acabas de descartarla, y con ella se esfuma la de que sea divertido; atrayente y que interese al público… bueno, para gustos los colores, así que pongas lo que pongas alguien entrará, aunque sea por error. Así es como el factor “que refleje algo de ti” se convierte en lo único que te queda. Que no es poco.

Cualidades y defectos en una persona hay muchos, y no es plan de dejarme al descubierto desde tan pronto, así que he preferido definirme siguiendo la máxima de “Dime qué lees y te diré quién eres”. 
No obstante, me parecía que llamar a mi blog “la incondicional y más acérrima fan de Harry Potter que ha leído los libros 8567 veces (cada uno)” era llevar las cosas demasiado lejos, y opté por pensar en las novelas que, de una forma u otra, han marcado mi vida y han supuesto un antes y un después en mi modo de ver las cosas (o, al menos, la literatura).
Pero como me negaba a renunciar a un mínimo de ingenio, he intentado reflejar mi naturaleza impulsiva, espontánea e irreflexiva. 

Y… voilà!
Bienvenidos a mi “cuarto de delante”: por todo aquello que aún está por llegar y por aquello que apenas me ha dado tiempo de reflexionar. A diferencia de la novela que me ha inspirado, este blog no es una introspección profunda, ni siquiera una mirada al pasado, sino más bien un compendio de cosas que me interesan, que me inquietan o que a veces se me pasan por la cabeza y decido escribir en algún sitio, por si acaso un día valen millones.


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