Este mes hace 2 años y medio (¡madre mía!) que vivo en
París.
De un tiempo a esta parte he almacenado algo de sabiduría
extranjera aplicada a la supervivencia en la capital gala. Así que, para todos
aquellos que vengan a instalarse y, sobre todo, para aquellos que ya estén
instalados y empiecen a sentir que la gris realidad parisina empieza a
engullirlos, aquí van algunos consejos para adaptarse al medio en el que viven
sin perder su esencia por el camino:
En el metro:
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Si estás preparando tus
maletas para mudarte a la ciudad del amor (ja), NO vengas con 2 maletas grandes,
una de mano, una mochila, un bolso y un cesto sobre la cabeza. El metro
parisino tiene muchas más escaleras normales que mecánicas y poca gente se
parará para prestarte su ayuda.
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Si has decidido obviar este
primer consejo y te vienes con la casa a cuestas, es posible que seas
considerado persona non grata. La gente te mirará mal y harán que te sientas
mal por ocupar más espacio del que te corresponde.
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El espacio que te corresponde
es el equivalente a tu silueta + 2 milímetros. A menudo se verá definido por el
sobaquillo del de al lado y la melena de la de delante.
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Las escaleras mecánicas del
metro no son lo que parecen: no son escaleras, ¡son una autopista! Si no
quieres ser arrollado, quédate en el lado derecho. Si por el contrario quieres
avanzar, deberás hacerlo por el lado izquierdo. ¡¡Pero atención!! tendrás que
estar a la altura, los lentos no tienen cabida en esta fila.
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En la misma línea de las
escaleras mecánicas están los “pasillos mecánicos” (después de indagar he
descubierto que se llaman tapis roulant). La clasificación izquierda/derecha es
la misma que para las escaleras, pero aquí es mucho más difícil cambiar de
“carril”. Si estás en el carril rápido (recuerda, el de la izquierda) podrás
incorporarte al lento (derecha) fácilmente. Pero si estás andando
tranquilamente por la derecha y te topas con alguien aún más tranquilo que
bloquea el paso, entonces tienes que proceder a la maniobra de adelantamiento. ¡Ni se te ocurra incorporarte a la izquierda a lo loco! (esto es, sin usar tus
ojos cual espejo retrovisor para ver si viene alguien) porque puedes poner en
peligro tu integridad física y mental: la gente viene a toda pastilla por este
carril y si no te incorporas como es debido se les puede "escapar"
algún improperio. Be careful, ¡en las autopistas humanas no hay límite de
velocidad!
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Si estás sentado en un
asiento desplegable y el metro empieza a llenarse, levántate para hacer hueco.
Esto es de sentido común y, además, puedes llevarte un coscorrón en la cabeza
de parte de un francés celoso y enervado si no te levantas (true story).
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Evita tocar las barras para
agarrarse. No sabes dónde han estado esos millones de manos que se han agarrado
antes (bueno, a veces sí lo sabes porque lo acabas de ver: recogiendo los
microbios de un estornudo al taparse la boca o hurgando la nariz…).
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Si llega un metro a tope y un
solo vagón está vacío…: será por algo. Si olvidas esta máxima por un momento y
te crees más espabilao que el resto de sardinas enlatadas en el resto de
vagones, al entrar triunfante dispuesto a sentarte en el vagón desierto
seguramente pierdas el conocimiento del mal olor que encontrarás.
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Es posible que veas ratones y
ratas por las vías, los andenes y, lo que es peor, saltando por las barandillas
pasamanos. Nadie se mostrará asustado o espantado, aunque tú gritarás o
manifestarás asco y terror. Intenta sobreponerte y recuerda: Ratatouille es una
historia basada en hechos reales.
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El metro huele mal. A veces
te olerá un poco menos mal, y otras apestará. C’est la vie.
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Desaconsejo apoyarse en la
pared del andén y, sobre todo, SOBRE TODO, desaconsejo esperar agazapado en el
rincón de la máquina de snacks/bebida. Lo entenderéis cuando veáis a alguien
aprovechando esa esquina para vaciar la vejiga. Puaj.
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Si eres una persona que se
estresa/enfada/agobia fácilmente, intenta viajar acompañado, con un libro o
escuchando música (con cascos, por favor). Te resultará más fácil evadirte de
la realidad en la que estás embutido si tienes alguien o algo con quien
distraerte.
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Evita pensar en rebaños de ovejas cuando salgas del metro y sigas a la enorme masa. Corres el riesgo de
caer en una depresión al darte cuenta de lo triste que es formar parte de "la manada".
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Si te llevas un manotazo o un
pisotón por accidente, sonríe diciendo "pas de soucis" al usuario del
metro que te pide perdón. Una buena reacción a este tipo de contratiempos saca
lo mejor de todos, pero una mala reacción (poner cara de uva pasa, resoplar o expresar tu enfado -putain !) puede destapar
al más macarra disfrazado de ejecutivo.
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Debes saber que está
generalizado el uso de “excusez-moi” y “pardon” para pedir permiso al salir del
metro. También debes saber que, por norma general, aquí primero se
empuja y después se excusan. ¡Que no se diga que los franceses son malpolis!
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Cuando lleves un tiempo en
París, observarás que gran parte de la población se queja de las "malas
caras" que la gente lleva en el metro (les gens font la gueule), te dirán
que son maleducados y empujan. Al principio a ti no te lo parecerá, porque aún
no te has contaminado con el gas tóxico del metro de todos los días y no te has
impregnado de la mala leche que se respira en el subsuelo. ¡Bien!, lo estás
haciendo bien. Pero cuidado... si empiezas a cruzarte a menudo con “esa gente”
que está de mal humor, que empuja, que te contesta mal... es posible que te
estés arrastrando al lado oscuro... ¡y que te estés convirtiendo en uno de ellos!
Si ya has sufrido la transformación, mi más sincero pésame… Pero si aún estás a
tiempo de salvarte o de curarte, evita caer en la tentación de las caras
largas, lleva siempre esta canción en tu lista de reproducción para alegrarte y
recuerda que en unas cuantas paradas volverás a respirar aire puro.
Ayer, volviendo a casa,
cansada y con mi mejor cara de caballo para mimetizarme con el entorno (sí… yo
ya me he pasado al lado oscuro…), vi un mendigo que bailaba sonriente al ritmo
de Bob Marley mientras un joven titiritero hacía bailar la marioneta (de Bob
Marley). Me arrancó una sonrisa y me pareció una de las cosas más tiernas que vi
desde hacía un tiempo. Al final va a resultar que no todo en el metro es malo J
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