Una vetusta oda

Tuve el indulto pero no el perdón, y desde entonces no hago más que ponerme un antifaz, para olvidar. Ahora ya es un año más, un año menos que dolerse de esta herida.
Y en sucios recuerdos, cuando echo la vista hacia atrás, he mezclado en el mismo cajón mis historias, tus fotos y un plan. En la distancia de este mundo incierto ya sólo son ecos de ayer, de cuando éramos grandes y no sirvió para nada. Aunque la antena está abierta esperando una señal.

Nos echamos tanto de menos que nos da por despegar en avenidas de pegamento.
Ya no estás, te he dejado al borde del río y una nube gris riega todo el jardín... Cae sobre ti la bomba universal.

Él juró poner a su nombre la gravedad pero un espejo roto en la pared descompone en mil pedazos los ecos de ayer. Paso yo al bucle de tu olvido y trazas la frontera entre siempre o jamás —no hay dolor, no hay dolor... Recibí el revés, y sueño con despertar en otro tiempo y en otra ciudad. El futuro se vistió con el traje nuevo del emperador.

Me convierto en juez y parte de mi cicatriz. Quebré el timón, no sé seguir. Rey Sol, perdí mi tren.
Nos creí tan fuertes como héroes de guerra, y en mitad del relámpago llegó el mal de altura. Y la señal que no llega a esta sala de espera es una eternidad y me recuerda “tenemos lo que merecemos”.

A veces no soy yo. Rey de corona rota préstame un hilo de luz, un disfraz mejor.
Ahora toca afinar, definir un trazo, sintonizar, reagrupar pedazos. Ser capaz de repartir las cartas que me han traído aquí. Y olvidar, olvidar.

Votar si hoy hacemos el amor y asumir que rendirse no es una opción marcarán las fronteras de mi razón.
En los libros me encuentro mejor, y voy a pensar que todo va bien. No es un paso atrás, es un paso más.
Búscame, nos queda mucho más que hacer.

¿Quién iba a decir que sin carbón no hay Reyes Magos? En la distancia de este mundo incierto, tal vez lo que te haga grande no entienda de cómo y por qué.
¿Quién iba a decir que sin borrón no hay trato? Tal vez, lo que me hace grande es tenerte delante otra vez. Tal vez cuando todo amaine, la suerte nos vuelva a vencer.

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